domingo, 28 de agosto de 2011

Kuna Yala

De Capurganá me fui caminando por una senda por la selva hasta el pueblito de Sanzurro, el último de Colombia, que está situado en una pequeña bahía preciosa. Por el camino se dejó ver un mono aullador y un grupo de titis blancos y negros y la vista desde la parte alta de la loma es impresionante. Mi plan era pasar de Capurganá a Puerto Obaldía en una lancha. Este es el primer puerto de Panamá, donde tendría que esperar a que llegara un barco de carga que reparte suministros por los pueblitos de Kuna Yala para que me llevara hasta Carti, de donde arranca una carretera que te lleva a la panamericana. Sin embargo, al llegar a Sanzurro he visto unos cuantos veleros y preguntando he dado con el “capitán” Brian, un borrachín inglés de unos 60 años que justamente salía al día siguiente para Panamá. Negociando un poco me ofreció llevarme por 150 dolares en su velero Molly de 34 pies de eslora (10 m).
Capurganá

En esta pequeña bahía donde esta Sanzurro

Playa de Sanzurro, el último pueblo de Colombia

El velero Molly que me ha llevado a Panamá
Se busca al "Yuri" de las FARC

Playa de La Miel, el primer pueblito de Panamá

Ha sido una travesía de tres días muy agradable por las islas de San Blas. Es un archipiélago formado por 365 islas, algunas de ellas diminutas, de las que solo unas 40 están habitadas. La sensación de navegar en un velero la verdad es que es muy placentera. El primer día fuero 27 horas de navegación hasta los Cayos Holandeses, un lugar paradisíaco formado por cinco islas deshabitadas donde había unos cuantos veleros anclados, la mayoría de EEUU. Es un sitio perfecto para bucear en los arrecifes de coral, con un agua cristalina de color azul turquesa. Bucear es estos arrecifes es como sumergirse en un acuario lleno de peces de colores, barracudas, mantas, estrellas de mar...También estuve “explorando” algunas de las islas con el kayac que lleva Brian en su barco. Al día siguiente, tras otras cuatro horas de navegación llegamos a la isla del Porvenir, un pequeño pueblo Kuna situado a ocho millas de la costa, donde hicimos los trámites aduaneros para la entrada en Panamá.

Las Islas de San Blas son el territorio donde viven los indios Kuna, conocido como Kuna Yala. Los Kuna tienen cierta autonomía respecto al resto de Panamá después de una revolución ocurrida en 1925 en la que se sublevaron contra el ejercito panameño. Tienen sus propias leyes, costumbres muy arraigadas y representantes en el Gobierno de la nación. Nunca han vendido sus tierras y en las islas no hay hoteles de 5 estrellas ni resorts, solo algún pequeño hotel y cabañas regentadas por familias kuna. Tanto las islas como la franja costera que les pertenece está muy bien conservada, siendo, según me dijeron, una de las zonas más bonitas del Caribe.


Capitán Brian

Algunas de las Islas de San Blas

Los Cayos Holandeses


Kunas

Con el Kayac



De El Porvenir el “capitán” borrachín Brian no me ha querido llevar hasta Cartí, según decía porque ese era el trato pero yo estaba convencido que me iba a dejar en “tierra firme”. Así que pensaba dormir en la playa y al día siguiente buscar alguna panga que me llevara a Carti. Por suerte en el bar del poblado he conocido a Tony, un catalán que vendió su piso y su cafetería en Barcelona, se fue a vivir a Colombia y se compró un velero en la Martinica. Estaba esperando junto al capitán de su barco, un chaval argentino, a que llegaran sus dos pasajeras para llevarlas a Cartagena. Después de tomar unos cuantos cubalibres juntos, Tony me ofreció dormir en su barco esa noche y al día siguiente dejarme en Carti para que pudiera continuar el viaje en bicicleta. El velero de Tony, la Perla del Caribe (le cambió el nombre cuando lo compró), es impresionante. Tiene 43 pies (14 m), equipado con una desaladora de agua de mar, ducha, placas solares, un eólico, un potente equipo de música, a todo lujo vamos...

En la Perla del Caribe

En algunas de las islas habitadas no cabe un alfiler





La carretera de Carti a la panamericana es como una montaña rusa. Nunca había visto una cosa igual. Son 40 Km muy duros con rampones cortos de hasta el 25% de pendiente y bajadas en picado. Tienes que meter todo para subir de pie a duras penas para no hacer el caballito y dando bandazos, haciendo eses por la carretera . Una vez en la panamericana ya he llegado fácilmente a Ciudad de Panamá.


Le podrían llamar la carretera de la muerte...


La ciudad de Panamá está ubicada en una bahía del Pacífico. Por un la lado están las ruinas de Panamá viejo, la primera ciudad que fue fundada por los españoles y que fue arrasada por el pirata Morgan en 1671. La ciudad fue posteriormente reconstruida a 2 Km de la ciudad original y actualmente conforma el casco antiguo de la ciudad, que tiene un cierto aire a la Habana vieja.

El centro financiero de la ciudad es un conjunto de rascacielos impresionantes que llegan a alcanzar los 300 m de altura. Debido al tránsito anual de más de 14 mil barcos por el país, los 150 bancos mundiales que tienen sede en la ciudad y la gran cantidad de sedes de empresas que alberga la ciudad, han motivado que en la ciudad haya bastante plata. Aquí se encuentra de todo, gigantescos centros comerciales que abren las 24h en los que puedes encontrar productos de todo el mundo. Un buen sitio para ir de shopping...


Con tanto mar y barcos, en los últimos días apenas he andado en bici pero esta tarde ya arranco con ganas rumbo a Costa Rica...

Ciudad de Panamá, provincia de Panamá (Panamá)
Km 14.787

viernes, 19 de agosto de 2011

De Medellín al Caribe

Después de pasar por Pereira y muy cerca de Manizales, he dejado el eje cafetero para descender de nuevo hacia el río Cauca. En estos fértiles suelos montañosos de la cordillera Central se produce, según dicen, el café más suave del mundo. En La Pintada, un pueblo muy caluroso a orillas de Cauca (600 msnm), comienza una larga subida de 45 Km hasta el Alto de Minas a 2.400 m de altura, aunque el puerto se me ha hecho bastante llevadero ya que tiene algunos tramos suaves más descansados. De ahí una larga bajada hasta Caldas y luego unos fuertes repechos hasta San Antonio del Prado.

Cafetal



Río Cauca



En San Antonio del Prado, un pueblo muy cerca de Medellín, está a casa de ciclistas de Manuel y Marta Velásquez, los dueños del taller de bicis Ciclocampeón. La acogida que he tenido durante unos días en la casa de Manuel, Marta y su hija Manuela ha sido de lo mejor que me ha pasado en este viaje. A toda la familia les encanta montar en cicla, como le dicen por aquí a la bicicleta, y Manuel está planeando hacer pronto un largo viaje por América Latina. Han sido unos días muy buenos descansando, conociendo Medellín y también “rumbeando” (de fiesta) y tomando tragos de aguardiente de caña que al día siguiente me dejaron bastante “enguayabado”, con resaquilla, vamos...

La casa de Manuel y Marta está en una vereda (grupo de caseríos) muy cerca de la última guarida que tuvo Pablo Escobar antes de que lo matara la policía en un barrio de Medellín. Según me contó Manuel, el capo de cartel de Medellín negoció con el Gobierno entregarse pero se hizo construir su propia cárcel con todo tipo de lujos en Envigado. Cuando lo iban a extraditar a EEUU se escapó de la cárcel y se escondió durante unos meses en una casita, viviendo como un campesino, hasta que un chaval lo delató.

Medellín es el centro industrial y comercial del oeste del país, una ciudad pujante con un excelente sistema de transporte combinado de buses, metro y teleféricos, que goza todo el año de un agradable clima primaveral. La plaza Fernando Botero, conocida popularmente como la “plaza de las gordas”, se asemeja a una galería de arte al aire libre con muchas de las famosas esculturas del artista antioqueño. La ciudad ahora está bastante tranquila, aunque en los barrios más “populares”, que ascienden por las empinadas laderas, la vida no vale nada y casi todos los días hay muertos. Aunque la mayoría de los asesinatos son de sicarios en ajustes de cuentas entre las bandas y si uno no se mete en malos negocios, “nada te va a pasar”, como me decía todo el rato Manuel.

El día 15, también festivo en Colombia, fuimos a una finca en San Jerónimo, un lugar muy tranquilo con un clima muy agradable y muchos “charcos” (pozas en el río) para bañarse, donde mucha gente de Medellín tiene su segunda vivienda y de allí he continuado mi ruta. Muchas gracias por todo a Manuel, Marta y a la guapa de Manuela, y mucha suerte y éxito con sus proyectos... espero que nos volvamos a ver, acá o allá...


El "metrocable" pasa por encima de algunos de los barrios más chungos de Medellín

Plaza de las Gordas



Con Manuel, Marta y Manuela


Siguiendo los consejos de Manuel, finalmente me he decido por llegar al Caribe por la carretera que va hasta el puerto de Turbo. La ruta a Cartagena debe ser bastante aburrida y muy calurosa por unos llanos interminables, bastante áridos. La pena que me quedo sin conocer Cartagena de Indias, pero así ya tengo excusa para volver a Colombia a conocer Cartagena y la Sierra Nevada de Santa Marta. La teoría de Manuel es que las zonas más bonitas de Colombia son aquellas en las que está la guerrilla porque es donde hay muchas montañas y selva para esconderse. Y la verdad es que esta ruta a Turbo no me ha defraudado en absoluto.

Después de pasar por San Jerónimo y cruzar por última vez el Cauca por el puente de Occidente, un puente colgante de 291 m de longitud construido en 1.895, he llegado a la pequeña ciudad de Santa Fe de Antioquia, la primera que fundaron los españoles en Antioquia, allá por 1.541.Después me ha tocado subir el último gran puerto en los Andes, de los que prácticamente no me he separado desde que salí de la Tierra del Fuego. En este caso se trataba de cruzar la cordillera Occidental por el alto del Tollo (2.100 msnm), otros 40 Km de subidita. Después la carretera cruza una zona selvática preciosa en la que está muy presente el ejército, armado con fusiles, granadas y hasta tanquetas. Al parecer esta zona fue muy violenta hace unos años por la presencia de las FARC y los paramilitares. Según me han comentado algunos lugareños, la guerrilla sigue estando en la selva pero ahora ya no molestan a la gente de los pueblos ni hay secuestros, se dedican principalmente al narcotráfico. En el camino hay algunas comunidades indígenas de la etnia Emberá Katio, que conservan su propia lengua. Después de Mutatá, conocido como la “puerta de Urabá”, ya es todo una planicie inmensa hasta llegar al puerto de Turbo, a orillas del Caribe. Hay unas bananeras tremendas de donde salen barcos cargados de plátanos hacia EEUU y Europa.
Puente de Occidente


Santa Fe de Antioquia

Por la cordillera Occidental


Sembrando frijoles



Niños de la etnia Emberá Katio

Tambo que está construyendo una ONG para una comunidad indígena


 En el Istmo de Darién, también conocido como “Tapón de Darién” se interrumpe la carretera panamericana. En una zona selvática compartida entre la región de Darién en Panamá y el Urabá en Colombia. Actualmente no hay comunicación terrestre entre ambos países. En un principio se paró su construcción por las dificultades que presentaba el terreno, muy pantanoso y con multitud de ríos. Sin embargo, técnicamente ahora sería viable su construcción aunque el Gobierno de Panamá, muy influenciado por los EEUU, se opone a su construcción para evitar el flujo migratorio de los sudamericanos hacia el norte. El hecho de que no haya vías de comunicación ha implicado que la zona esté muy bien conservada, siendo uno de los puntos de mayor diversidad del Planeta, aunque este aislamiento también ha hecho que sea un refugio para los narcotraficantes. Algún intrépido ciclista ha conseguido cruzar el Tapón de Darién por algunas trochas de la selva, aunque resulta muy peligroso por ser una zona sin ley con mucha presencia de los narcos. Así que toca cruzar por mar, aunque es un poco complicado.

En el puerto de Turbo, bastante chungo, con muchísimos comercios y una importante población afrocolombiana, he cogido una embarcación para cruzar el Golfo de Urabá, hasta el plueblito de Capurganá. En el puerto me he juntado con un japonés que iba a cruzar el Tapón de Darién caminando. Es periodista y quiere hacer un documental sobre los indígenas de Darién. Para ello a contratado un guía por 100 dolares para hacer una travesía de seis días, primero en bote por el río Arrato hasta Cacarica y de ahí a pie hasta Yaviza, en Panamá donde empieza de nuevo la panamericana. Me ha dicho que tenía un poco de miedo porque a veces aparecen los guerrilleros.

La travesía de dos horas y media hasta Capurganá no es que se diga confortable. La panga, una lancha en la que iríamos unas cincuenta personas con dos potentes motores fueraborda, iba pegando unos saltos y golpes tremendos, y también hemos cruzado un aguacero torrencial. Capurganá, que quiere decir "tierra del ají" en lengua Kuna, es un pequeño pueblo con playas tranquilas muy blancas, un mar cristalino y azul y la imponente selva del Darién. No se puede acceder por tierra por lo que por sus calles no circulan carros. Me he comprado unas gafas de bucear y me he pegado toda la tarde haciendo snorkel en la barrera de coral que está a 100 m de la playa, muy bien, muy bien...


Puerto de Turbo

Capurganá




Capurganá, departamento del Chocó (Colombia)
Km 14.653